sábado, 2 de enero de 2010

El Jardín Secreto


Monet

Volvió a sentarse a su lado y continuó explicándole la manera de plantar las flores, observarlas y alimentarlas.

–Oye –le dijo–, si tú quieres, te las plantaré. ¿Dónde está tu jardín?

Mary unió fuertemente sus manos y cambió de color. Se sentía miserable y no sabía qué decir. No había previsto esta eventualidad.

–Porque te dieron un pedazo de jardín, ¿verdad? –dijo Dickon sorprendido al advertir su turbación–. ¿O es que no te lo quieren dar?

Apretando aun más las manos ella volvió sus ojos hacia él.

–Yo no conozco otros niños –dijo lentamente–. ¿Puedes guardarme una confidencia?
Es un jardín secreto y creo que me moriría si lo descubren –terminó diciendo con fiereza.

Dickon estaba cada vez más extrañado. Volvió a rascarse la cabeza y respondió con buen humor:

–Yo siempre guardo los secretos. Si no lo hiciera, otros niños sabrían dónde se encuentran las crías de los zorros o los nidos de los pájaros y nada estaría a salvo en el páramo. ¡Sí, sé guardar secretos!

–He robado un jardín –dijo rápidamente Mary–. No es mío, pero tampoco le pertenece a nadie. No lo quieren y no entran en él. Por eso no tienen derecho a quitármelo porque lo han dejado destruirse –terminó diciendo apasionadamente mientras se cubría su cara con los brazos y rompía a llorar. ¡Pobre pequeña Mary!

Los curiosos ojos de Dickon reflejaron simpatía, lo que alentó a la niña.

–¿Dónde se encuentra? –preguntó Dickon, bajando la voz.

Sin importarle lo que pudiera suceder, ella se levantó y, en un instante, volvió a ser la imperiosa niña de antes.

–Ven conmigo y te lo mostraré –dijo.

Dickon la siguió con una mirada extraña y triste. Tenía la sensación de que lo único que iba a descubrir era algún nido de pájaro. Mas, cuando Mary levantó la cortina de hiedra, se sobresaltó al ver que cubría una puerta. La niña empujó suavemente y entraron juntos.

Mary se detuvo, agitó su mano provocativamente y dijo:

–¡Este es el jardín secreto y soy la única que quiere que sobreviva!


El Jardín Secreto
Frances Hodgson Burnett

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Otro de los libros que me fliparon de pequeña... me dediqué varios meses a planear como quedarme con un jardín lleno de perros al que no podía pasar... jajaja en fin, cuando me da por algo...

Mushi dijo...

joo hoy te me has adelantado!! pero solo un poquito... porque en realidad yo estaba leyendo el libro ^_^

Mushi dijo...

hay una peli de este libro ¿no? porque no me lo he leido pero me suena haberla visto...

Anónimo dijo...

Sii hay una peli... pero el libro merece la pena :)
Eso si, me lo leí con 12 o 13 años... ^^