domingo, 22 de noviembre de 2009

El Oscuro Parajero

De cerca podía ver que en realidad no era yo; para nada, y sentí una oleada de gratitud al comprobarlo. Hurra, yo era otro. Todavía no estaba completamente loco. Era gravemente antisocial, sin duda, y esporádicamente homicida, correcto. Pero no estaba loco. Este otro ser existía, y no era yo. Tres hurras por el cerebro de Dexter.

Pero se me parecía mucho. Quizás unos tres o cuatro centímetros más alto, y más ancho de hombros y pecho, como si hubiera estado haciendo pesas recientemente. Eso, combinado con la palidez de su cara, me hizo pensar que tal vez hubiera estado en la cárcel en fecha no muy lejana. Tras la palidez, sin embargo, su cara era muy parecida a la mía: la misma nariz, las mismas mejillas; la misma mirada en los ojos, indicando que las luces quizás estuvieran encendidas, pero que no había nadie dentro. Incluso el pelo tenía algo en común con el mío. No podía decirse que fuéramos idénticos, pero sí muy parecidos.

-Sí -dijo él-. La primera vez resulta toda una impresión, ¿verdad?

-Un poco -dije-. ¿Quién eres? ¿Y por qué está todo tan...? -Dejé la frase en el aire, porqué no sabía cómo seguir.

Hizo una mueca, una mueca de decepción muy propia de Dexter.

-Vaya. Estaba seguro de que lo habías adivinado.

Negué con la cabeza.

-Ni siquiera sé cómo llegué hasta aquí.

Sonrió con dulcura.

-¿El otro conducía esta noche? -Mientras sentía cómo un escalofrío me recorría la nuca, él emitió una risita, un sonido mecánico que no merecía mención de no ser porque la voz de lagarto que salía del fondo de mi derebro la repitió, idéntica, nota por nota-. Y eso que hoy no hay luna llena...

-Bueno, tampoco hay luna vacía -dije. No puede definirse como una réplica ingeniosa, pero al menos era un intento, y en esas circunstancias ya era algo. Me di cuenta de que me invadía una sensación de ebriedad al ser consciente de que por fin tenía ante mí a alguien que lo sabía. No hacía comentarios a lo tonto que por casualidad daban en el blanco. Mi blanco era también el suyo. Lo sabía. Por primera vez podía mirar al espacio que separaba mis ojos de los de otra persona y decir sin preocupación alguna: Es como yo.

Fuera lo que fuera yo, él lo era también.

-En serio -dije-. ¿Quién eres?

Su cara compuso una sonrisa propia de Dexter-el-Gato-de-Cheshire, pero cómo se parecía tanto a la mía, percibí que no había en ella felicidad real.

-¿Qué recuerdas de antes? -dijo él. Y el eco de esa pregunta rebotó en las paredes del contenedor y casi me hizo estallar el cerebro.


-¿Qué recuerdad de antes? -me había preguntado Harry.

Nada, papá...

Excepto...

(...)

-¿Sangre...? -susurré.

-Te acuerdas -dijo él a mi espalda-. Me alegro tanto.


Dexter
El oscuro pasajero
Jeff Lindsay

3 comentarios:

Mushi dijo...

... y con esto concluyo mi semana de mosntruos... ^_^

Anónimo dijo...

woooo pues tiene una pinta que te cagas... pero recuerdo que no te llego a encantar como esperabamos... ¿por que?
Huum me lo quiero leeeeer!!

Mushi dijo...

Hen to Pan!!! ><

el libro es un poco como la serie(mas fiel que true blood ... para que me entiendas... aunque tambien añaden cosas) lo que no me acababa de convencer es que habla de su otro yo como si fuera otra persona y relamente tubiera un doble personalidad o algo... pero por lo demas, el que lo narra sigue siendo el Dex de siempre...