- Al contrario. Lo somos. Usted y yo mismo. Su mujer y su hijo. Todos formamos parte del monstruo que nos dispone sobre el tablero.
De nuevo silencio. Al cabo sonó la risa queda de Markovic. Esta vez no era el rumor del mar...
- Topos locos - apuntó el croata.
- Eso es - Faulques también sonreía, retorcido - Usted lo expresó bien el otro día... cuanto mas evidente es todo, menos sentido parece tener.
- ¿No hay salida, entonces?
- Hay consuelos. La carrera del prisionero que, mientras le disparan, cree ser libre... ¿Comprende?
- Me parece que sí.
- A veces basta eso. El simple esfuerzo por comprender las cosas. Vislumbrar el extraño criptograma... En cierto modo, un tragedia tranquiliza mas que una farsa, ¿no le parece?... También hay analgésicos temporales. Con suerte, dan para ir tirando. Y bien administrados, sirven hasta el final.
- ¿Por ejemplo?
- La lucidez, el orgullo, la cultura... la risa... no sé. Cosas así.
El Pintor de Batallas
Arturo Pérez-Reverte
Arturo Pérez-Reverte
No hay comentarios:
Publicar un comentario