-Sookie -dijo Bill, y su tono apremiante me obligó a presentar atención-, Eric me ha pedido que vuelva a llevarte a Shreveport.
Me llevó un par segundos recordar quién era Eric.
-Ah, ¿Eric el vampiro vikingo?
-El vampiro venerable -corrigió Bill.
-¿Quieres decir que te ha ordenado que me lleves? -No me gustaba nada cómo sonaba aquello. Había permanecido sentada al borde de la cama, con Bill detrás, todo este tiempo, pero ahora que me giré para miralo a la cara. Esta vez no hizo nada para impedirlo. Lo observé, detenidamente, encontrando en su expresión algo que jamás había visto-. Tienes que hacerlo -solté, horrorizada. No podía imaginarme a nadie dándole una orden a Bill-. Pero cariño, yo no quiero ver a verlo.
Estaba claro que mi opinión no suponía diferencia alguna.
-Pero ¿quién se supone que es, <> de los vampiros? -pregunté furiosa e incrédula-. ¿Te ha hecho una oferta que no has podido rechazar?
-Es mayor que yo. Y siendo objetivos, bastante más fuerte.
-Nadie es más fuerte que tú -afirmé categórica.
-Ojalá fuera así.
-¿Así que es una especie de Capitán General de la Décima Región Vampírica o algo así?
-Sí, más o menos.
Bill nunca había soltado prenda sobre cómo organizaban los vampiros sus asuntos. Hasta el momento, eso no había supuesto ningún problema para mí.
-¿Qué es lo que quiere? ¿Qué pasa si no voy?
Bill esquivó la primera pregunta.
-Enviará a alguien, a unos cuantos, para buscarte.
-Otros vampiros.
-Sí. -Los ojos de Bill se tornaron opacos. Pude apreciar su brillante iris castaño.
Traté de pensar en ello con detenimiento . No estaba acostumbrada a que me dieran órdenes, ni a no tener ninguna elección. A mi torpe mente le costó varios minutos evaluar la situación.
-Entonces, ¿te sentirías obligado a luchar contra ellos?
-Por supuesto. Eres mía.
Ahí estaba el <> otra vez. Parecía que lo decía en serio. Me dieron ganas de ponerme a protestar, pero sabía que iba a servirme de nada.
-Supongo que no me queda otra -dije, tratando de no sonar cortante-. Pero es un chantaje en toda regla.
-Sookie, los vampiros no son como los humanos. Eric se limira a emplear el mejor medio de conseguir su objetivo, que es llevarte en Shreveport. No ha necesitado explicarme olas posibles consecuencias de negarme, se da todo por sobreentendido.
-Bueno, yo ahora también lo entiendo, pero lo detesto. ¡Estoy entre la espada y la pared! Además, ¿qué quiere de mí? -acudió a mi mente una respuesta obvia, y miré a Bill aterrada-. ¡No, eso sí que no!
-Ni va a acostarse contigo ni a morderte; no sin antes matarme a mí . -El luminoso rostro de Bill perdió todo vestigio de familiaridad para tornarse completamente ajeno.
-Y él lo sabe -aventuré-, así que debe de haber otro motivo para que me quiera en Shreveport.
-Sí -convino Bill-, pero no sé cuál.
-Bueno, si no tiene que ver con mi irresistible presencia o con la rara exquisitez de mi sangre, debe de tratarse de mi... pequeña rareza.
-Tu don.
-Claro -repuse, sarcástica-. Mi precioso don -toda la furia que pensé que ya me había quitado de encima regresó para aplastarme con la fuerza de un gorila macho de unos doscientos kilos, bastante cabreado. Y además estaba muerta de miedo. Me pregunté cómo se sentiría Bill; pero me daba pánico preguntárselo.
-¿Cuándo? -pregunte en su lugar.
-Mañana por la noche.
(...)
Me llevó un par segundos recordar quién era Eric.
-Ah, ¿Eric el vampiro vikingo?
-El vampiro venerable -corrigió Bill.
-¿Quieres decir que te ha ordenado que me lleves? -No me gustaba nada cómo sonaba aquello. Había permanecido sentada al borde de la cama, con Bill detrás, todo este tiempo, pero ahora que me giré para miralo a la cara. Esta vez no hizo nada para impedirlo. Lo observé, detenidamente, encontrando en su expresión algo que jamás había visto-. Tienes que hacerlo -solté, horrorizada. No podía imaginarme a nadie dándole una orden a Bill-. Pero cariño, yo no quiero ver a verlo.
Estaba claro que mi opinión no suponía diferencia alguna.
-Pero ¿quién se supone que es, <
-Es mayor que yo. Y siendo objetivos, bastante más fuerte.
-Nadie es más fuerte que tú -afirmé categórica.
-Ojalá fuera así.
-¿Así que es una especie de Capitán General de la Décima Región Vampírica o algo así?
-Sí, más o menos.
Bill nunca había soltado prenda sobre cómo organizaban los vampiros sus asuntos. Hasta el momento, eso no había supuesto ningún problema para mí.
-¿Qué es lo que quiere? ¿Qué pasa si no voy?
Bill esquivó la primera pregunta.
-Enviará a alguien, a unos cuantos, para buscarte.
-Otros vampiros.
-Sí. -Los ojos de Bill se tornaron opacos. Pude apreciar su brillante iris castaño.
Traté de pensar en ello con detenimiento . No estaba acostumbrada a que me dieran órdenes, ni a no tener ninguna elección. A mi torpe mente le costó varios minutos evaluar la situación.
-Entonces, ¿te sentirías obligado a luchar contra ellos?
-Por supuesto. Eres mía.
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-Supongo que no me queda otra -dije, tratando de no sonar cortante-. Pero es un chantaje en toda regla.
-Sookie, los vampiros no son como los humanos. Eric se limira a emplear el mejor medio de conseguir su objetivo, que es llevarte en Shreveport. No ha necesitado explicarme olas posibles consecuencias de negarme, se da todo por sobreentendido.
-Bueno, yo ahora también lo entiendo, pero lo detesto. ¡Estoy entre la espada y la pared! Además, ¿qué quiere de mí? -acudió a mi mente una respuesta obvia, y miré a Bill aterrada-. ¡No, eso sí que no!
-Ni va a acostarse contigo ni a morderte; no sin antes matarme a mí . -El luminoso rostro de Bill perdió todo vestigio de familiaridad para tornarse completamente ajeno.
-Y él lo sabe -aventuré-, así que debe de haber otro motivo para que me quiera en Shreveport.
-Sí -convino Bill-, pero no sé cuál.
-Bueno, si no tiene que ver con mi irresistible presencia o con la rara exquisitez de mi sangre, debe de tratarse de mi... pequeña rareza.
-Tu don.
-Claro -repuse, sarcástica-. Mi precioso don -toda la furia que pensé que ya me había quitado de encima regresó para aplastarme con la fuerza de un gorila macho de unos doscientos kilos, bastante cabreado. Y además estaba muerta de miedo. Me pregunté cómo se sentiría Bill; pero me daba pánico preguntárselo.
-¿Cuándo? -pregunte en su lugar.
-Mañana por la noche.
(...)
Muerto hasta el anochecer
Charlaine Harris
Charlaine Harris
6 comentarios:
Jo no pensaba que iba a quedar taan larga =S pero he tenído que transcribirla enterita asi que, después de todo el esfuerzo..., se queda así... puede haber fallos, luego la reviso... y otra cosa, no he encontrado el libro en casa (puede que lo tenga Amy) asi que la versión que he encontrado no sé si la traducción es o no la oficial... lo dejo pendiente de comprobación =[]
Woooooooooooo jooou me los quiero volver a leer!!! Y quiero que saquen todos los que faltaan!! WWoooooooo jou ^^
Que guayy :)
Huum yo se lo deje a Laura... no se si me lo devolvió =(
... si la cosa es que me suena que el de laura si que te lo devolvio.... y creo que Amy tenía el segundo... y en casa he encontrado el de el club de los Muertos, tampoco he mirado si es el 2do o el 3ro... ¿teníamos los tres? creo que el cuearto lo ví en la fnac... pero no me hagas mucho caso
sii teniamos los 3... y el cuarto me suena que salio tambien :)
El cuarto era el de Eric verdad?? huum... ^^
... creo que el de Eric de la amnesia era el quinto ...
jooo pues entonces falta mucho para que salga =(
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