Él alzó la vista de la lectura. Durante un exagerado segundo Clarice tuvo la impresión de que la mirada del recluso zumbaba, pero no era más que su sangre lo que oía.
-Me llamo Clarice Starling. ¿Puedo hablar con usted? -La distancia y el tono de su voz implicaban cortesía.
Con un dedo apoyado sobre los labios fruncidos, el doctor Lecter reflexionó. Al cabo de un rato, cuando lo juzgó adecuado, se levantó, avanzó con suavidad por su jaula y se detuvo a escasos pasos de la red, cosa que hizo sin mirarla, como si hubiese calculado la distancia.
Clarice observó que era de baja estatura y aspecto pulcro.
-Buenos días -dijo él como si hubiese salido a abrir la puerta. Su cultivada voz poseía una leve aspereza metálica, debida seguramente al desuso.
El Silencio de los Corderos
Thomas Harris
Thomas Harris
1 comentario:
... ni que fuera jalowin tanto vampiro, hombre disfrazado (los arlequines pueden dar muucho miedo!!) y ahora... el doctor Lecter... paralelismos que hace mi cerebro me acabo de acordar de la serie de Jekyll =[]
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