domingo, 29 de noviembre de 2009

El Señor de las Moscas

The Lord of the Flies (1963)
Peter Brook

- Eres un niño tonto - dijo el Señor de las Moscas -. No eres más que un niño tonto e ignorante.
Simón movió su lengua hinchada, pero nada dijo.
- ¿No estás de acuerdo? - dijo el Señor de las Moscas -. ¿No es verdad que eres un niño tonto? Simón le respondió con la misma voz silenciosa.
- Bien - dijo el Señor de las Moscas -, entonces, ¿por qué no te vas a jugar con los demás? Creen que estás chiflado. Tu no quieres que Ralph piense eso de tí, ¿verdad? Quieres mucho a Ralph, ¿no es cierto? Y a Piggy y a Jack.
Simon tenía la cabeza ligeramente alzada. Sus ojos no podían apartarse: frente a él, en el espacio, pendía el Señor de las Moscas.
- ¿Qué haces aquí solo? ¿No te doy miedo?
Simón tembló.
- No hay nadie que te pueda ayudar. Solamente yo. Y yo soy la Fiera.
Los labios de Simón, con esfuerzo, lograron pronunciar palabras perceptibles.
- Cabeza de cerdo en un palo.
- ¡Qué ilusión, pensar que la Fiera era algo que se podía cazar, matar! - dijo la cabeza.
Durante unos momentos, el bosque y todos los demás lugares apenas discernibles resonaron con la parodia de una risa -. Tú lo sabías, ¿verdad? ¿Que soy parte de ti? ¡Caliente, caliente, caliente! ¿Que soy la causa de que todo salga mal? ¿De que las cosas sean como son? La risa trepidó de nuevo.
- Vamos - dijo el Señor de las Moscas -, vuelve con los demás y olvidaremos lo ocurrido.
La cabeza de Simón oscilaba. Sus ojos entreabiertos parecían imitar a aquella cosa sucia clavada en una estaca. Sabía que iba a tener una de sus crisis. El Señor de las Moscas se iba hinchando como un globo.
- Esto es absurdo. Sabes muy bien que sólo me encontrarás allá abajo, así que, ¡no intentes escapar!
El cuerpo de Simón estaba rígido y arqueado. El Señor de las Moscas habló con la voz de un director de colegio.
- Esto pasa de la raya, jovencito. Estás equivocado, ¿o es que crees saber más que yo?
Hubo una pausa.
- Te lo advierto. Vas a lograr que me enfade. ¿No lo entiendes? Nadie te necesita. ¿Entiendes? Nos vamos a divertir en esta isla. ¿Entiendes? ¡Nos vamos a divertir en esta isla! Así que no lo intentes, jovencito, o si no...

El Señor de las Moscas
William Golding

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Que guay!!
Joo me lo quiero leer!

Mushi dijo...

Es un libro extraño, pero me quedo con el simbolismo y la maldad de Beelzebub, el deidad de los ejercitos, El señor de las moscas de la carne putrefacta que se utiliza como ofrenda...
(aunque la parte de la cabeza de cerdo es la mas rara y es la que mas me gusta.... y casi la única con la que me quedaría... porque el resto me llegó a enfadar mucho)

Mushi dijo...

eh!!! como molaa deseo y desesperoo..
vale yo era desespero según me dijiste el otro día ... y tu deseo ¿no perrra?...

Anónimo dijo...

En realidad tampoco soy Deseo, pero soy tu gemela... así que, si eres Desespero (la que define Esperanaza), pues yo no tengo mas remedio que ser Deseo (que por otro lado define Odio... y últimamente me va al pelo!) Sip, todo tiene sentido ><