¿Eran imaginaciones mías... o estaba viendo lo que creía que estaba viendo? No podía dar crédito a mis ojos. Fui dibujando paso a paso un semicírculo en torno al muro para cerciorarme.
—¿Se puede saber qué estáis haciendo? —clamó la hechicera con tono de pocos amigos. La miré con los ojos brillantes y llenos de entusiasmo.
—¡Venid aquí! ¡Ven tú también, Jonás! Poneos aquí, si, aquí, y así, para que apreciéis bien las piedras con el sol a contraluz. ¿Qué veis? Invisible salvo con la luz enfrentada, y sólo desde un único punto del arco —cualquier variación insignificante hacia un lado o hacia otro provocaba la desaparición de la figura—, una cruz en forma de Tau se destacaba en el muro que cerraba la celda de Oria. Sara se fijaba cuanto podía pero no veía nada.
—¡La Tau! ¡De nuevo la Tau! —exclamó Jonás triunfante.
—¿Cómo de nuevo? —me sorprendí.
—¿Acaso no me contasteis que en la catedral de Jaca habíais encontrado otra?
Iacobus
Matilde Asensi
3 comentarios:
Aaaah he aquí el inventado origen de tu nombre :)
No me lo había leído.
jijiji Jaca...
y este es el libro gracias al cual tu madre conocía mi nombre antes de conocerte yo a ti (bueno eso no lo se... pero antes de que ella supiera de mi ... creo yo que si...)
=)
y se me olvidaba... Jaca = Caca ...
lo siento pero era inevitable ><
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