miércoles, 2 de diciembre de 2009

Rebelión en la Granja

Benjamín sintió que un hocico le rozaba el hombro. Se volvió. Era Clover. Sus viejos ojos parecían más apagados que nunca. Sin decir nada; le tiró suavemente de la crín y lo llevó hastá el extremo del granero principal, donde estaban inscritos los siete mandamientos. Durante un minuto o dos estuvieron mirando la pared alquitranada con sus blancas letras.

—La vista me está fallando —dijo ella finalmente—. Ni aun cuando era joven podía leer lo que estaba ahí escrito.. Pero me parece que esa pared está cambiada. ¿Están igual que antes los
siete mandamientos, Benjamín?

Por primera vez Benjamín consintió en romper la costumbre y leyó lo que estaba escrito en el muro. Allí no había nada excepto un solo Mandamiento. Éste decía:

TODOS LOS ANIMALES SON IGUALES,
PERO ALGUNOS ANIMALES SON MÁS IGUALES QUE OTROS.


Después de eso no les resultó extraño que al día siguiente los cerdos que estaban supervisando el trabajo de la granja, llevaran todos un látigo en la mano. No les pareció raro enterarse de que los cerdos se habían comprado una radio, estaban gestionando la instalación de un teléfono y se habían suscrito a John Bull, Tit-Bits y al Daily Mirror. No les resultó extraño cuando vieron a Napoleón paseando por el jardín de la casa con una pipa en la boca; no, ni siquiera cuando los cerdos sacaron la ropa del señor Jones de los roperos y se la pusieron; Napoleón apareció con una chaqueta negra, pantalones bombachos y polainas de cuero, mientras que su favorita lucía el vestido de seda que la señora Jones acostumbraba a usar los domingos.

Rebelión en la Granja
George Orwell

4 comentarios:

Mushi dijo...

<<(...)El origen del conflicto parecía ser que tanto Napoleón como el señor Pilkington habían descubierto simultáneamente un as de espadas cada uno.

Doce voces gritaban enfurecidas, y eran todas iguales. No había duda de la transformación ocurrida en las caras de los cerdos. Los animales asombrados, pasaron su mirada del cerdo al hombre, y del hombre al cerdo; y, nuevamente, del cerdo al hombre; pero ya era imposible distinguir quién era uno y quién era otro.>>

... tenía que añadir este cachito también... No se porqué pero me encantan las últimas frases de los libros de Orwell ><

Anónimo dijo...

jajaja ¿No sabes por qué? ><
Joo es la leche este libro, me encantó :)

Mushi dijo...

... ¡claro que sé por qué!!! ... por qué es un maldito genio... y sabe cómo y caundo acabar un libro, y que sea un final redondo, de esos que cuando cierras el libro una amarga sonrisa aparece en tu rostro... y aunque sientas una rabia inmensa... sonries ... ¡como lo Odiooo!

Anónimo dijo...

jajajajaja si, da bastante asco el maldito...
Es que ma´hecho tanta gracia lo de no se por qué... >< pero en plan buen rollo no pienses mal